Ecos del Santo Reino se crea con la única intención de darme a conocer, solo pretendo poner una pincelada más al patrimonio literario de mi querida tierra Jienense.
Las imágenes que uso en este blog son tomadas de Google, en caso de que alguien se sienta invadido por favor hágamelo saber que serán retiradas de inmediato.




miércoles, 28 de diciembre de 2016

Pesares.








Quiero tener su amor
entre cortijos y olivares,
entre parras y arenales
entre jilgueros y matorrales.

 Abrázame “Candela”
que vengo harto de vino,
y tropecé  por el camino
con la rubia de la callejuela.

 Y me quiso dar su amor
como me lo dio de mozuela,
y con un fandango le conté
que para amor ya tengo a “Candela”

 No me llores por favor
no agraves mis pesares,
que soy preso de los  olivares
y mañana seré de los trigales.

Quiero tener su amor
aunque me cueste los pesares,
de verla hecha una flor
cogiendo el fruto de los olivares.

Miguel de la Torre Padilla




Llanto y destino




Cuando la tarde es silencio
y el silencio es soledad,
Cristo agoniza en la intensidad
de un viernes húmedo y frío.

Llorando están los claveles
y llorando la Madre de Dios,
lloran los álamos del camino
y llora hasta el mismo dolor.

Lloran las piedras del camino
y llorando, lloramos los dos,
porque Cristo muere en la cruz
y mi alma muere de dolor.

Cuando la tarde es silencio
y el silencio es dolor,
Cristo extiende su mano
para darnos fuerza y amor.

No me sueltes de tu mano
ni me apartes de tu camino,
que si la muerte es mi destino
mi destino es morir por Vos.

Miguel de la Torre Padilla


domingo, 25 de diciembre de 2016

Romero y azahar














Qué bonita está “Candela”
entre los verdes olivares,
entre capachos de esparto
y el reojo de su madre.

Señora por Dios se lo pido
Le pido que me deje hoy mirar,
Al más dulce de los luceros
Que da luz a este olivar. 

Que bonito luce el día
cuando despierta el sol,
y verdean  los campos
entre miradas de amor.

Y sus ojos reflejan el brillo
de la plata del olivar,
quien fuera aceitunita
para sus manos acariciar.

Qué guapa está “Candela”
llena de romero y azahar,
y que arto me tiene su madre
que con el gitano la quiere casa.

Miguel de la Torre Padilla

sábado, 24 de diciembre de 2016

Tiritera




Entre estrellas, sol y luna
un Niñito ha nacido,
y solo lo cubre la paja
de un húmedo portalito.

María tiembla de frío
de frío tiembla San José,
y el Niño recién nacido
tiembla de frio también.

Los pastores vienen cantando
bajo la noche estrellada,
y una capa nevada
los cubre de madrugada.

Y el Niño tirita de frío
tiritando está San José,
tirita la mula y el buey
y la Virgen tirita también.

Llorando está el Niño,
llorando está San José,
la Virgen lo está arropando
mientras tirita de frío Belén.

Miguel de la Torre Padilla

   












¡Feliz Navidad a toda la gente de buena voluntad!

Buenos días a todos hoy es Noche Buena Y mañana Navidad, la Navidad es luz: resplandor, brillo y reflejo... Es una fiesta que conmemora algo misterioso perdido en los laberintos del tiempo y la historia: la creación de la luz, de la esperanza, en medio de la nieve en aquella fría noche del último mes del año en el que  el nacimiento de un criatura encendió la llama del calor en medio de la espesa niebla, la cual borra los contornos de las cosas y tan solo se trasparenta la aureola de una criatura recién nacida en un pesebre repleta de Paz, Humildad y Esperanza, la Navidad, “Natividad”  significa “nacimiento”. Es la luz de Dios la que nace de nuevo, la luz de un Niño, nacido en un humilde pesebre en Belén hace más de dos milenios, que estaba destinado a cambiar el mundo y aunque nosotros nos empeñemos en querer cambiarlo, cada 25 de Diciembre entra un rayo de luz en cada hogar y anclándose en cada corazón lo rebosa de dicha y amor. Ésta es  una época de unión, fe, cariño, hermandad, solidaridad y como no, de reuniones con la familia en las que buscamos el calor de la conversación. Es también, sobre todo, la fiesta por excelencia de los niños, que aún contemplan un mundo repleto de inocencia y sin ninguna maldad, por lo cual  saboreemos ese instante en que todas las navidades son una sola, que la que  luz ha vencido y seguirá venciendo a la penumbra y que, en el fondo de nuestra alma, seguimos siendo aquella criatura que un día descubrió embelesada, de manos de quienes gozan ya de la presencia divina, la maravillosa fiesta del regalo de la llegada del niño Jesús.