Madre si por ti sólo suspirara,
de consuelo mi alma rebosaría,
y mil veces dichoso yo seria,
pues sólo a ti, Princesa mía, amara.
Entonces, Madre, ¡cuánto te agradara!
mi corazón por ti palpitaría
y entonces… ¡qué consuelo! ¡qué alegría!
que mi pensamiento en ti se ocuparía.
Tú, Virgen Pura, a mi alma enamoras.
Tú eres mi amor, mi dulce anhelo,
Tú conduces mi alma al cielo…
Sí, al cielo, donde tú siempre moras,
¡Oh dulce Madre de Misericordia!
¡Refugio de paz, Puerta de Gloria!
Un hermoso poema- plegaria a la Madre que yo al leerla también se la he dedicado y la he convertido en mi propia oración.Saludos
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