Se robaron el corazón
ante la alegre mañana,
y al sonar de la campana...
abierta dejaron la ventana.
Con sus risas, él la vio
Y ella sus ojos ocultaba,
ocultaba su inmensa alegría
en su alcoba solitaria.
Bendito barrio, mi barrio
bendita Plaza de la Magdalena,
Y bendita casona vieja
donde mi madre fue mozuela.
Y el agua se iba riendo
de aquel nene y la nena,
que se miraban como bobos
desde enero a noche buena.
Heridos los dos quedaron
cuando con los ojos se quisieron,
y en el pilar de su barrio,
agua de amor bebieron.
Se robaron el corazón
en el pilar de la Magdalena,
cuando él era un nene
y ella una nena.
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