Gime entre estrellas la guitarra...
con un regusto a palmas y cantar,
que revoletean entre dedos las cuerdas
acariciando “Reyes”, el arábigo español.
Reflejos de luna y plata
sobre las sombras del olvido,
que guarda su noble leyenda
con aires de pena y dolor.
Recuerdo con expectante anhelo
como sopla el viento de Jaén,
que hace mella en la bella Magdalena,
dejándola repleta de soledad.
Y en el embrujo de su plaza
un llanto se esconde herido,
al que jamás el destino
borrara algún día su nombre.
Llora la seguidilla en el “Hueco”,
con sentimientos y esperanza,
que busca el duende entre barriles,
de roble noble, y vino viejo.
Así es mi plaza, pura raza,
cristiana, moruna y gitana,
quien pudiera de nuevo en ella florecer
como florece hoy la flor del almendro.
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