Fernando Lorite escribe.
Nicasio, ¿te acuerdas de la borrachera que cogiste siendo
Soldado Romano, en la procesión de Nuestro Padre Jesús?
Fernando le preguntó “picándolo” un poco para que hablara
de ello.
- Pero ¿cuál de ellas?...
En Jaén las centurias romanas que acompañaban a las
imágenes en Semana Santa, tienen su más remoto antecedente en el año 1890, en
que por vez primera desfilaron con el Santísimo Cristo de la Expiración siendo
sus fundadores, entre otros, el señor Cobo Remedios, como jefe de la misma,
Tomas y Ramon Cobo Anguita, Sotero Padin, Andrés Domínguez, Doroteo Castaño y
Jaime Roselló. Ensayaban en el carril, al pie del Castillo o en el Cantón de
Jesús. Tras la guerra civil aparecen nuevamente en el 1943, los Soldados
Romanos a caballo y a pie, así como las trompetas y tambores del Batallón
Ciclista y del Frente de Juventudes.
Nuestro hombre, llegada la Semana Santa, cogía su traje
de soldado romano y, trompeta en ristre, marchaba a la <<Posada de la
Parra>> ya desaparecida- en donde diariamente durante siete días debía de
encontrase con sus compañeros “romanos” y tras su copita de aguardiente, cogía
de las bridas aquellos viejos caballos y ¡hala!, a la procesión, de turno.
Recuerdo un año- continúo diciendo el
<<ministro>>- que como mis borracheras eran casi diarias Chaves, mi
capitán me iba a castigar sin salir en la procesión de Jesús, pero se encontró
que no tenía quien me sustituyera y no tuvo más remedio que llevarme en la
procesión, eso sí, previamente había tomado sus precauciones y me fui con él a
dormir a su casa para evitar la borrachera. A las tres de la mañana ya
estábamos en la <<Posada de la Parra>>. Así de sereno comencé la
procesión y así lleguemos hasta la mismísima Plaza de las Palmeras anta la
puerta de la Delegación de Hacienda. En ese momento se acercó mi mujer con un
puchero hirviendo de café caliente y le pidió permiso a Chaves. Me tomé lo que
mi mujer me había llevado y a los diez minutos, antes de llegas a las puertas
del <<Ideal>> Bar que estaba en los bajos del Teatro Cervantes-
igualmente demolido-, tenía una borrachera como un piano, porque mi mujer lo
que me había dado era un puchero de vino caliente que yo aproveché mojándolo
con un ochio.
¡Para que te voy a contar como se puso el Chaves ¡- El Ministro
termino su relato muerto de risa-
Parece que la mujer no le ayudó a mantenerse sobrio en la procesión.Saludos
ResponderEliminarEl ministro era un personage de Jaén
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