Ecos del Santo Reino se crea con la única intención de darme a conocer, solo pretendo poner una pincelada más al patrimonio literario de mi querida tierra Jienense.
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domingo, 29 de julio de 2018






María era una joven que acudía frecuentemente a una vidente muy conocida y famosa por sus aciertos adivinando el pasado el presente y el futuro.
Aquel día llegó a la consulta de la vidente extrañándose de que era la única vez que no había cola de clientes, así que fue la primera ese día.
Entro en la habitación de aquella mujer y el olor a incienso, el humo de las velas y la oscuridad de la habitación la adormecieron entrando en una especie de tránsito.
-Puedo pasar.
-Pasa.
- Siéntate y cuéntame lo que creas que debo saber.
María se sentó y fue directa al grano, le dijo que llevaba meses sin soñar pero que en la oscuridad de su habitación veía sombras y escuchaba voces.
La vidente aparto todo lo que tenía en la mesa, y sacando unas cartas comenzó a barajarlas y haciendo cuatro montones sacó una carta de cada uno, paradojas de la vida de cada montón saco el as mientras la joven miraba asombrada, pensándose que cada as era un golpe de suerte que tendría en adelante.
La vidente extendió las cartas con habilidad y nuevamente aparecieron todos los ases, algo falla, la vidente adoptó una expresión enigmática, apartó el velo que caía sobre sus ojos, miró al vacío, dio espacio a un silencio largo y espeso y finalmente le dijo:
- Creo que deberías de irte, pero a tu casa no, deberías de pasar una temporada con tus padres o algún amigos, en tu casa algo va mal, no fluye ningún tipo de energía y veo que las sombras son dañinas, te acosan y agobian en cada momento.
- Ahora debes de irte rápidamente de aquí y no volver jamás no tienes ni tan siquiera aureola. 

-Haré una excepción y no voy a cobrarte la visita.
María salió de casa de la vidente y en la calle murmuró.
- Valla mierda de vidente, no vuelvas a tu casa, donde querrá que me vaya.
Rápidamente la vidente cerró la puerta, las ventanas y encendió unas velas aromáticas puesto que la habitación se había aromatizado con un fuerte olor a muerto.
María al llegar a su casa, sintió jaleo en la calle abrió la ventana y asomándose se precipito al vacío quedando inerte entre el pavimento el gentío y el claxon de los coches.
Lamentable pero fue cierto.

3 comentarios:

  1. Una historia terrible, no creo en los videntes, hay demasiados farsantes, así que si los hechos son reales pudo ser casualidad.Saludos

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