Dicen los vecinos más antiguos
que a ellos les contaron que en la Magdalena a espaldas del convento de Santa
Úrsula existían unas ruinas romanas con un acueducto y una vieja y lóbrega casa
donde hacía muchos años vivía una familia de alfareros bastantes humildes, en
el sótano de aquella casa existía un aljibe que lamentablemente lo poco que
quedaba desapareció a finales de los años sesenta con la construcción de la
calle Molino Condesa, que también dio al traste con la casa de los baños donde
antiguamente se reunían las mujeres para lavar, aquella casa tenía ocho o diez
pilas de lavar semejantes a las existentes en los Baños Árabes .
Aquel aljibe dejó de recoger agua
y pasó a ser un oscuro y profundo sótano, haciendo las veces de almacén de
aquel alfarero dedicado a la construcción de ánforas o cantaros para el agua.
En aquella casa a parte del matrimonio
de ancianos vivían con ellos una hija con su marido y dos nietas fruto del
matrimonio de la hija, el yerno hombre muy desconfiado y sin oficio a
regañadientes ayudaba al anciano en la alfaharería.
Aquel anciano comentaba por todo el barrio que tenía un tesoro en sus manos y que a diario comían todos en su casa de él, el yerno pensando que el anciano lo engañaba y lo hacía trabajar sin necesidad pudiendo vivir desahogadamente como marqueses y sin embargo vivían trabajando duramente todo el día, cosa que al yerno lo enfurecía cada día más.
Cegado por la avaricia que provoca el querer ser rico el yerno obligo al anciano a que le diese parte de aquella fortuna a lo que el anciano le respondía que quiso dársela muchas veces, pero él no la quiso coger por vago.
Obligando a su mujer entre los dos encadenaron a los ancianos en el sótano donde se almacenaban las tinajas y creyendo que en una de ellas se encontraba el tesoro escondido rompieron una a una todas las ánforas almacenadas en busca del supuesto tesoro y no encontrando nada decidieron dejar al matrimonio encerrados en aquel sótano para que hablasen, pero el anciano repetía y volvía a repetir que quiso darle el tesoro y no lo quiso coger, creyendo que aquello era una burla decidió prender fuego a la casa donde desgraciadamente una de las hijas quiso liberal a los abuelos falleciendo junto a ellos que estaban encadenados.
De aquella historia surgió una
leyenda.
En el solar de aquella casa y
en los terrenos colindantes donde se encontraba el acueducto, al paso de los
años se construyó un colegio, el colegio Ruiz Giménez, colegio que encierra
algunos mitos de terror. Pese a la alegría que transmiten los niños durante el
recreo, siempre hay rincones oscuros y hechos inexplicables que se repiten
periódicamente sin explicación alguna.
Haya en los años sesenta en
los pasillos se escuchaban los llantos de la desafortunada muchacha nieta del
alfarero pidiendo clemencia para sus abuelos y para ella, incluso se afirma que
la vieron pasear por el patio del colegio suplicándole al Sagrado Corazón de
Jesús que preside la azotea del, convento, tambien se comentaba que en algunas
dependencias del colegio se escuchaba el arrastre de las cadenas de los
ancianos pidiendo auxilio.
Una historia muy triste. El daño que puede llegar a hacer la avaricia no tiene perdón.Saludos
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