Ecos del Santo Reino se crea con la única intención de darme a conocer, solo pretendo poner una pincelada más al patrimonio literario de mi querida tierra Jienense.
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martes, 5 de octubre de 2021

La leyenda del caballo de Manolito Ruiz


 Cuentan los antiguos que Manuel Ruíz fue un acaudalado personaje de nuestro Jaén de antaño: maestro; alcalde de Jaén; presidente de la Diputación Provincial; diputado a Cortes por la circunscripción de Martos por el Partido Liberal Conservador; poseedor de distinciones y reconocimientos como la Gran Cruz del Mérito Agrícola, las encomiendas de Carlos III y de Beneficencia, la Gran Cruz de Alfonso XIII, con el que cazaba en fincas propiedad de Manolito. Se le homenajeó en 1914 y se le puso nombre a una calle cerca del castillo, y dios sabe que cosa más.

Personaje que nació y vivió en la desaparecida casa de la calle Tiradores esquina con la desaparecida Plaza de las Cruces. Cuentan que por su forma de ser era capaz de relacionarse con el mismísimo Rey asi como con cualquier humilde campesino de nuestras tierras, tal era su campechanería que todo el mundo en Jaén y fuera de nuestras tierras lo conociesen por “Manolito Ruiz”

Se comentaba que su casa era impresionante, con una fachada repleta de elegantes balcones, de tres plantas y garaje, e incluso tenía cuadra en la parte trasera donde guardaba un caballo blanco que según la leyenda lo encontró hundido en barro hasta las rodillas. Se cuenta que estando en el campo un día de lluvia y viento, Manolito Ruiz vio en la agonía de la muerte a un caballo que contra más esfuerzo hacía por salir del barro más se hundía, siendo inútiles todos los esfuerzos que hacia el pobre animal, dicen que subió a su casa, cogió un coche y atando al caballo estiró hasta que pudo sacarlo. En vista que nadie lo reclamó se quedó con él, otros decían que lo había cambiado por un coche a lo que también era muy aficionado.

Rápidamente se empezó a comentar en Jaén la agilidad y rapidez de aquel caballo del que muchos presagiaron que quedaría cojo por la forma tan brusca que tubo que ser rescatado de aquel barrizal.
En Jaén se contaba de aquel hombre maravillas, decían que en el portal de su casa se hizo famosa en Jaén una canción infantil de navidad, que los chiquillos se arremolinaban en la puerta de aquella casa cantando aquello de…
De quien es esta casa tan grande,
con tantísimos balcones,
será de Manolito Ruiz,
que tiene muchos millones,
al quiri quiri,
al quiri cuando,
de aquí no nos vamos,
sin el aguinaldo.
En aquellos momentos según contaban salía Manolito Ruiz con su radiante caballo blanco, tirando al aire puñados de “perras gordas” y caramelos.

También se contaba que a diario subía al catillo desde su casa corriendo a todo galope y al regreso se paraba en la cacería de sus abuelos para tomar algo y proseguir su camino, cierto día hizo su parada en una taberna y empezaron a picarlo con su caballo, en aquella taberna era asiduo el dueño del castillo que estaba enamorado de aquel caballo envidia de todos los amantes de los animales, aquel señor le propuso cambiarle en caballo por el castillo a lo que Manolito Ruiz le respondió:
-Si desde Jaén llego a Espeluy antes que el tren me quedo con tu castillo, y si el tren llega a Espeluy antes que yo te quedas con mi caballo, aquellos dos señores chocaron las manos y quedaron para el día siguiente.
Aquel día Manolito Ruiz se presentó con su caballo en la estación del tren de Jaén, el otro señor se subió al tren para ser testigo de la derrota de Manolito Ruiz, el jefe de la estación dio la salida del tren y Manolito Ruiz y su caballo salieron corriendo campo a través, la gente esperaba expectante, la impaciencia invadía a los asistentes viendo desde lejos el humo de la locomotora que se aproximaba a toda velocidad y de Manolito Ruiz no había ni rastro. Pero poco a poco comenzó a verse el polvo que levantaba el galope de aquel caballo que se aproximaba a la estación a una velocidad de vértigo, donde era imposible distinguir las patas traseras con las delanteras.
La expectación se hizo clamor cuando momentos antes de la llegada del tren Manolito Ruiz hizo su aparición en aquella estación dando testimonio de la grandeza de su caballo, a la llegada del tren el dueño del castillo no tubo mas remedio que inclinarse ante ambos, caballo y jinete y repitiendo la escena del Emir musulmán Boabdil con un gesto de humillación le entregó las llaves del castillo, en un descuido, el caballo todo sudoroso se fue a la fuente y se hinchó de beber agua, hasta el punto de reventar y morir en el acto, cuentan que aquel caballo fue embalsamado y llevado a la casería que se encuentra a la subida del castillo por en camino de la carretera de circunvalación.
Finca que lleva el nombre de Manolito Ruiz.

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