Ecos del Santo Reino se crea con la única intención de darme a conocer, solo pretendo poner una pincelada más al patrimonio literario de mi querida tierra Jienense.
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domingo, 11 de abril de 2021

Una de soldados Romanos

 





Fernando Lorite escribe.

Nicasio, ¿te acuerdas de la borrachera que cogiste siendo Soldado Romano, en la procesión de Nuestro Padre Jesús?

Fernando le preguntó “picándolo” un poco para que hablara de ello.

- Pero ¿cuál de ellas?...

En Jaén las centurias romanas que acompañaban a las imágenes en Semana Santa, tienen su más remoto antecedente en el año 1890, en que por vez primera desfilaron con el Santísimo Cristo de la Expiración siendo sus fundadores, entre otros, el señor Cobo Remedios, como jefe de la misma, Tomas y Ramon Cobo Anguita, Sotero Padin, Andrés Domínguez, Doroteo Castaño y Jaime Roselló. Ensayaban en el carril, al pie del Castillo o en el Cantón de Jesús. Tras la guerra civil aparecen nuevamente en el 1943, los Soldados Romanos a caballo y a pie, así como las trompetas y tambores del Batallón Ciclista y del Frente de Juventudes.

Nuestro hombre, llegada la Semana Santa, cogía su traje de soldado romano y, trompeta en ristre, marchaba a la <<Posada de la Parra>> ya desaparecida- en donde diariamente durante siete días debía de encontrase con sus compañeros “romanos” y tras su copita de aguardiente, cogía de las bridas aquellos viejos caballos y ¡hala!, a la procesión, de turno.

Recuerdo un año- continúo diciendo el <<ministro>>- que como mis borracheras eran casi diarias Chaves, mi capitán me iba a castigar sin salir en la procesión de Jesús, pero se encontró que no tenía quien me sustituyera y no tuvo más remedio que llevarme en la procesión, eso sí, previamente había tomado sus precauciones y me fui con él a dormir a su casa para evitar la borrachera. A las tres de la mañana ya estábamos en la <<Posada de la Parra>>. Así de sereno comencé la procesión y así lleguemos hasta la mismísima Plaza de las Palmeras anta la puerta de la Delegación de Hacienda. En ese momento se acercó mi mujer con un puchero hirviendo de café caliente y le pidió permiso a Chaves. Me tomé lo que mi mujer me había llevado y a los diez minutos, antes de llegas a las puertas del <<Ideal>> Bar que estaba en los bajos del Teatro Cervantes- igualmente demolido-, tenía una borrachera como un piano, porque mi mujer lo que me había dado era un puchero de vino caliente que yo aproveché mojándolo con un ochio.

¡Para que te voy a contar como se puso el Chaves ¡- El Ministro termino su relato muerto de risa-

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